viernes, 8 de abril de 2011

Cuento fantástico

Palabras són pocas  para describir esa situación. El miedo se sentía en la calle, la cual estaba cubierta de de lágrimas y un manto de preocupación . Una niña , abandonada, lloraba atemorizada en una esquina, y la gente corría ahogada en el miedo.

Jake se decidió a reaccionar , ya que se había quedado inmovilizado al ver tan tremendo espectáculo. Cogió la maleta y metió allí sus cosas más importantes , como su flauta .

Su flauta se la regaló su abuelo, la flauta era lo que daba sentido y personalidad a Jake. Su gran pasión era relajarse y tocar la melodía que su abuelo le había enseñado. Ya era tarde para reflexionar, así que se decidió a coger la maleta y huir de la ciudad.

Abrió la puerta, y se quedó boquiabierto. La calle , estaba cubierta de cuerpos tirados. La epidemia había invadido la calle. Ni un alma. Decidió que era tarde para salir. Se encerró en  casa y cerró todas las ventanas. Unos minutos más tarde, Jake comprendió que no podía hacer nada más, la muerte lo tenía acorralado.

Fue al dormitorio, cogió la flauta y se volvió al salón. Se sentó, y flauta en boca, sopló tímidamente.

Jake empezaba a flaquear, los ojos se le cerraban. Unos minutos más tarde, sus ojos eran nulos, pero seguía tocando . Más tarde, ya no oía la melodía, y se quedaba sin aire, pero seguía tocando. Hasta que, llegó el último suspiro, durmiéndose así, en una eterna melodía.


Autor: Mateu

viernes, 1 de abril de 2011

Historia Fantástica

Allí estaba, aquel oscuro rostro que tenía la mirada fija en mí. Aquel rostro encapuchado al que sólo podías ver los ojos, de los cuales uno era rojo y tenía una cicatriz. Se acercó a mí y me dijo:

-Me vengaré.

Varios días tuve esa misma visión, pero pensé que sólo era un sueño. Hasta que un día... me desperté, pero me sentía incapaz de moverme, no controlaba mi cuerpo. Me di cuenta de lo que pasaba cuando vi el reflejo del espejo, aquel rostro amenazante, aquella mirada de venganza...

Al día siguiente él salió, al parecer fue a un muelle donde había mucha gente. Sacó una pistola y lo último que recuerdo es que vi algunas personas en el suelo, con una mancha de sangre que se ampliaba por momentos. Dijo en voz alta:

-¡Ustedes no me pagaron, así que yo les haré pagar!

Después de aquel incidente se fue a muchos pueblos y ciudades para hablar con diferentes personas, reclutándolas. Al acabar la búsqueda, se dirigieron a bancos y ajuntamientos. Todos iban encapuchados, sólo se les veían los ojos. Aquella banda se hizo llamar "CARPE DIEM", porque pensaban que al matar a la gente, los liberaban, pero no era así, sino que los condenaban. Se volvió la banda más temida. Un día, el me habló.

-Por cierto, me llamo Tom.

No podía contestar y luego, tras días encerrado en él, me liberó. Éramos iguales, éramos gemelos.


Autor: Sergio